¿Por qué se plantean algunos estándares de aprendizaje desde el punto de vista de la adaptación de habilidades sin considerar a penas los conocimientos que subyacen en las situaciones en las que ellas, las habilidades, se utilizan?
Entiendo que habrá que utilizar las habilidades básicas de manipulación de objetos y ajustar su motricidad, pero con ello no basta. Para ser competente habrá que construir y aplicar los conocimientos que van a permitirle al alumno usar sus habilidades de manera apropiada para alcanzar el éxito.Para mí, en Ed. Primaria el acceso a los conocimientos y saberes cobra más importancia que el trabajo de “doma” de habilidades. Otra cuestión diferente es abordar la adquisición de una habilidad cuando desde una situación global se requiere el aprendizaje de la misma. Entonces tiene sentido para el alumno aprender una habilidad determinada. Por ejemplo para bajar en esquí de fondo habrá que dedicar un tiempo a aprender la cuña.
Nuestra área lleva coqueteando con los análisis factoriales de la motricidad desde hace mucho tiempo. Amparada en la psicomotricidad funcional se han estado realizando ejercicios tanto de ajustes motrices ( posturales, temporales, coordinaciones oculo-manuales o dinámicas generales…) como de percepción (espacial, temporal, del propio cuerpo). El análisis de las habilidades (perceptivo-motrices, básicas, específicas) ha llevado, en muchas ocasiones, a diseñar trabajos y/o unidades didácticas de giros, saltos, manipulaciones de objetos, desplazamientos… descontextualizadas de cualquier actividad física, deportiva o artístico-expresiva.
Cuando otras materias curriculares plantean sus secuencias didácticas basadas en situaciones globales (enseñanza de la lecto escritura, por ejemplo) no parece tener mucho sentido trabajar los factores de la motricidad por separado, y máxime cuando nuestra cultura motriz está formada por actividades globales (baloncesto, danza, atletismo, acrosport…). Dichas actividades son mucho más significativas para un alumno de primaria que los ejercicios descontextualizados. Además estas actividades les conectan con la cultura motriz.
Cabe preguntarse ¿para que han servido tantas horas dedicadas a la habilidades motrices básicas si luego en las situaciones globales no juegan un papel tan determinante? Y, no nos engañemos, con el tiempo que se dedica y la calidad del trabajo que se hace en la escuela primaria en lo que se refiere a “mejorar” las habilidades básicas o la condición física, ¿verdaderamente se aprecian mejorías que tengan repercusiones en la competencia motriz para resolver situaciones y problemas motrices?
¿Se mejora la condición física, pongamos por ejemplo la resistencia aeróbica, de nuestros alumnos con el trabajo de 1, 2 o 3 unidades didácticas de carrera de larga duración a lo largo de la primaria? Sinceramente creo que no. Mis pretensiones al trabajar este tipo de unidades no eran la mejora sino la adquisición de competencias y conocimientos que les permitieran resolver con éxito situaciones de esfuerzo continuado, situaciones que comportan saber gestionar la energía con eficacia de acuerdo con las posibilidades de cada uno.
e trataba por ejemplo de conocer y adquirir un ritmo de carrera propio, generalmente en torno al 75% u 80% de su Velocidad Máxima Aeróbica, que les permitiera mantener un esfuerzo continuado durante varios minutos (17 mpara 4º de primaria, por ejemplo). Cuando un alumnos de 4º es capaz de correr de forma constante a su velocidad, no podemos decir que mejora su índice de resistencia aeróbica o que mejora su condición fíisca.
í podremos decir que ha aprendido a gestionar sus recursos energéticos para resolver con éxito una situación de carrera de larga duración. Por tanto cuando se dice en el criterio de evaluación 6 “mejorar el nivel de sus capacidades físicas, regulando y dosificando la intensidad y dosificación del esfuerzo, teniendo en cuenta sus posibilidades”, me parece todo estupendo pero eliminaría lo de –mejorar el nivel de sus capacidades físicas- y me quedaría con los aprendizajes fundamentales que se reflejan en la segunda parte del enunciado.
He dicho lo anterior para reflexionar si tiene sentido seguir apostando por el trabajo de habilidades y por los ejercicios de capacidad física, para formar a nuestros alumnos en EF.Para ellos tiene mucho más sentido “el bádminton” o “el tenis” que “las habilidades de raqueta y pluma”. Un alumno de 5º de primaria quiere enfrentarse a un compañero en bádminton y adquirir los aprendizajes fundamentales que le posibiliten resolver a su favor una relación de fuerzas. Para ello evidentemente tendrá que saber manejar la raqueta y disponer de unas sencillas habilidades que le posibiliten el saque y el intercambio de golpes.
Pero sobre todo tendrá que utilizar conductas motrices cargadas de sentido e intencionalidad para conseguir su objetivo que no es otro que atacar el blanco horizontal delimitado por el campo del adversario. Tendrá que aprender a gestionar los binomios riesgo/seguridad y continuidad/ruptura, “decodificar” las conductas del adversario para reaccionar lo antes posible (precocidad en la toma de información sobre la trayectoria del móvil que viene), defender y atacar en la misma acción, llegar en equilibrio a la zona de golpeo, jugar con la disminución del tiempo para percibir/actuar y al aumento del espacio a recorrer por parte del otro jugador…
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